
Por María Santelices
En las últimas elecciones municipales y regionales, diversos vocales de mesa han manifestado su descontento a través de redes sociales, señalando condiciones laborales inadecuadas y una falta de respaldo por parte del Servicio Electoral (Servel). Los testimonios de quienes desempeñaron este rol evidencian jornadas extenuantes y una serie de carencias que dificultaron el cumplimiento efectivo de sus funciones.
Muchos vocales relataron haber trabajado hasta altas horas de la madrugada sin acceso a comida y con una capacitación que calificaron de insuficiente para manejar las complejidades de la jornada electoral. La falta de provisiones y el desconocimiento sobre procedimientos específicos habrían incidido negativamente en su desempeño, afectando también el desarrollo general de la jornada electoral en algunos centros de votación.
Entre las críticas más recurrentes, los vocales de mesa describieron la experiencia como «inhumana», resaltando el impacto en su bienestar físico y mental. La carga de trabajo sin pausas y el estrés asociado a un rol de alta responsabilidad habrían puesto a muchos en una situación de desgaste extremo, que consideran evitable si se implementan medidas de apoyo adecuadas.
Este panorama ha impulsado un debate sobre la necesidad de revisar las condiciones laborales de los vocales de mesa, pieza clave en el proceso democrático del país. Varias organizaciones civiles y representantes políticos han comenzado a plantear la urgencia de implementar cambios estructurales para garantizar un trato digno, con mejores condiciones y respaldo integral para quienes cumplen esta función esencial.
El llamado de los vocales de mesa es claro: instan al Servel y a las autoridades pertinentes a evaluar y mejorar las condiciones en las próximas elecciones, asegurando el respeto de los derechos laborales y el bienestar de los ciudadanos que colaboran activamente en la organización y transparencia del proceso electoral.